No me falles
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Introducción

Una historia real e inquietante sobre los hechos acontecidos hace dos años. La cruda realidad hecha pedazos. Con tus comentarios y tus ideas puedes cambiar el curso de la historia. Todo lo que aquí se cuente y ocurra es cierto, tan solo depende de tí , de hasta dónde estés dispuesto a investigar, para saber lo que ocurrió realmente.

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La peor de todas tus pesadillas comienza cuando un error del pasado llega hasta el punto en que termina cuando tus amigos empiezan a morir.

K de "Kamikaze" - Capítulo 11

domingo, 7 de noviembre de 2010

Hay algunos que se aferran sin miedo a algo, sin importarles el peligro que van a correr. Son aquellos que atraviesan una salida sin pudor, para conseguir algo, sin importarles lo que pueda pasar o el daño que puedan ocasionar.

La persona que llevaba la dirección de Hypnos, no se llenaba de orgullo por sus actos; puesto que lo que había conseguido durante los últimos años, no era precisamente lo que quería obtener, por ser causante de meter en aquella encrucijada a Gustavo y Rodolfo Pastaso.

Se había retirado de la dirección desde que ocurrió el caso de Albagranera, pero desde entonces se mantuvo muy cerca, con una máxima implicación . Ahora, el cargo como director de Hypnos lo tomaba Gigi; su antiguo ayudante.

Sentía una tremenda culpa por haber metido en aquel lío a Rodolfo Pastaso, ya que mostraba un enorme afecto por él, pero su muerte era necesaria para lo que vendría más adelante.

Ahora, en su domicilio se recluía, paseando de un lado para otro pensando cuál sería el próximo paso a seguir.

Tenía muchas fotos encima de su mesa, pero en la pared permanecían ya algunas colgadas. La primera era la foto conjunta de los padres de Ricardo, con una enorme cruz que los tachaba colocada sobre ellos; la segunda era de Rodolfo Pastaso que cruzaba otra cruz negra por encima suya; la tercera era la de Gustavo..., entonces cogió un boli y trazó la misma cruz que al resto.

Esa cruz indicaba la muerte. Hypnos había sido la responsable de que esas personas hubieran muerto. Entonces cogió una última foto y la colocó a continuación de la de Gustavo. Era la foto de Sofía.

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El episodio del Hospital de Neón me impactó demasiado; aunque si lo comparásemos con lo que sucedería más adelante, únicamente sería esto un cuento de hadas.

Antonio Velázquez descubrió nuestro plan, pero el resultado fue el mismo. Conseguimos alejar a Celia de las garras de aquella bestia. El gran papel en este suceso, aunque no estuvo presente, fue el de Esperanza Velázquez. Ella se decidió a contar y, sobretodo a demostrar los malos tratos que sufría por parte de su marido. Gracias a eso pudo llegar la policía justo a tiempo para impedir que Antonio Velázquez matara a David. ¿Pero por qué ese odio hacia David? ¿Por ser el cuidador oficial actual de Celia? Cristina también estuvo a punto de caerse desde un octavo piso por un descuido; lo bueno es que la policía también llegó en el momento justo para impedir que eso sucediera.

El peligro había terminado. Antonio Velázquez ya dormía en prisión y esperábamos que fuera durante mucho tiempo. Celia había vuelto a casa, y ahora sería más fácil conseguir que ella hablara. Y lo mejor de todo: Ninguno de sus amigos había resultado herido. David se encontraba en urgencias, pero al medio día le darían el alta. Pensé que el hecho de que Anna y él me hubieran engañado cuando estaba saliendo con ella, era una nimiedad comparado con todo esto, por eso pedí perdón a David allí mismo, en la cama de la habitación donde descansaba.

Por fin ese hombre enfermo había desaparecido de nuestras vidas, pero aún quedaba el interrogante más grande de todos: ¿ Dónde está Jonathan Velázquez?.

Acababa de salir de la habitación donde permanecían Anna y David. Ella también había escuchado mis disculpas hacia él, aunque se había mantenido al margen cuando nombré la infidelidad; simplemente no habló, y yo tampoco iba a tocar el tema, ya que si no fue valiente para contármelo en su día, no tenía por qué tratarlo con ella ahora.

Cuál fue mi sorpresa cuando al salir al pasillo de urgencias me encontré con Sofía. Era una imagen que ya había vivido antes. Ella llorando sentada en un banco. Sofía me inspiraba cierta ternura; aunque no se por qué, ya que me había mentido, me había denunciado por algo que no había hecho y había robado en mi domicilio y violado mi intimidad. Aún así, Sofia significó algo para mi hace algún tiempo, por lo que me acerqué a ella para averiguar lo que le pasaba. Sin mediar palabra, al verme se levantó y me abrazó con todas sus fuerzas mientras empapaba mi hombro de lágrimas.

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Antonio Velázquez caminaba por los pasillos de la cárcel. Era una prisión histórica situada justo en la entrada de El Puerto de Santa María. En el patio había una fuente de agua de pie, donde juegan y hacen sus suertes los presos, mofándose unos de otros y entreteniéndose para pasar el tiempo y desechar melancolías .

Alrededor del patio hay catorce calabozos que son aposentos, y hay otros entresuelos donde antiguamente guardaban a los presos que querían dar tormento, para que no se les hable, ni se les den remedios para su cura.

A la entrada de la cárcel, a mano izquierda, está la zona de las mujeres, con tres puertas de madera. Las dos son rejas. Dentro tienen su patio y agua de pie, capilla y enfermería, y una habitación donde reside la monja que las rige .
Tienen sus muy reñidas peleas entre sí, ya que hay mujeres valentonas y agresivas que se dedican a estafar a las presas nuevas.

Antonio tan sólo llevaba unas horas en prisión, y ya había sufrido el acoso de los presos, puesto que el Sr Velázquez era bien conocido por su puesto como político y había gente que aún le acusaba después de un año, de matar a su hijo.

Uno de los presos más valientes: El Nalo, acompañado de su séquito de víboras, dedicó unos cuantos minutos a mofarse y ridiculizar a Antonio delante de todo el mundo, y soltando improperios como; “¿Dónde has metido a tu hijo papito?”, “Pederasta”, “Maricón” y otra serie de calificativos que no agradaban mucho a aquel hombre.

De pronto uno de los guardias se dirigió a él : Antonio, tienes una visita – le dijo - ; El Sr. Velázquez no podía entender quién se había acordado de él, ya que hasta lo que alcanzaba a entender, todo el mundo sentía por aquel hombre sin exclusión, más odio que aprecio.

Cuando vio de quién se trataba, se sentó sin inmutarse en la silla a través del cristal y descolgó el teléfono para hablar a través del vidrio. No se cómo no pudo haber intuido que fuera precisamente su mujer quien había acudido a su nuevo hábitat.

Esperanza Velázquez esta vez no estaba triste; de hecho se notaba una leve sonrisa en su rostro , como si disfrutara de aquel momento. Sin hacer esperar más a su marido, descolgó el teléfono.

- Antonio: Esto sí que es una sorpresa.

- Esperanza: Sólo he venido a traerte esto. Es una carta de tu hija.

Esperanza deslizó un sobre por la rendija abierta que había entre los cristales, destinada a recibir cartas entre los enamorados. Este no era el caso; dudaba mucho que Celia en el estado que se encontraba fuera capaz de escribir ninguna carta. Cuando abrió el sobre, el mensaje en el papel estaba muy claro:

“PUEDES IRTE AL INFIERNO”

A Antonio no le sorprendió esa reacción en absoluto. Sabía que su mujer estaba enfadada, pero ella no entendía que todo lo que estaba haciendo era precisamente por el bien de Esperanza.

- Antonio: Muy conmovedor; pero para eso podrías decírmelo a la cara.


- Esperanza: No te imaginas cuánto tiempo he esperado este momento. Al final decidí dar el paso y aceptar las cosas como son. Eres un maltratador, no te imaginas el daño que has causado en mi persona, no te imaginas lo humillada que me has hecho sentir. Gracias a eso has conseguido que acabe detestando a los hombres.

- Antonio: Si, se nota. Sobre todo por lo bien que te lo pasas en la cama con tu nuevo amigo David. No se a quién pretendes engañar. Si querías hacerme daño haberme matado en vez de meterme en la cárcel. Lástima que no tengas las suficientes agallas; no te imaginas cuánto sufrimiento me habrías ahorrado.

- Esperanza: No me subestimes desgraciado, eso habría sido demasiado simple. Hay cosas mucho peores que la muerte. ¿Dónde está mi hijo Antonio?, se que tu lo sabes...

- Antonio: No se de que estás hablando. Yo no se dónde está Jonathan.

- Esperanza: ¡Mientes! ¡Se que estás mintiendo! – Esperanza se había mostrado tranquila, hasta ahora que empezaba a subir el tono - . Se perfectamente que tanto tú como tu hija sabéis lo que pasó ese día y también donde está mi hijo. ¿Dónde lo tienes maldito hijo de puta?

- Antonio: Esperanza, ¿por qué no te tranquilizas? Deberíamos darnos una segunda oportunidad, quizás..., quizás no sea tarde para volver a empezar algo de nuevo. – El Sr Velázquez había adoptado una actitud sentimental contrapuesta a la adversidad de su mujer - .

- Esperanza: ¿¿¿Contigo??? Antes prefiero pudrirme viva que volver a estar a tu lado.

Esperanza, indignada, se levantó de su sitio dispuesta a irse. Había fallado en su último intento de saber donde estaba el niño y no quería ver a aquel hombre durante más tiempo. Antonio que no se había movido de su asiento gritó desde lo lejos:

- Antonio: ¡No pierdas el tiempo! ¡Jonathan está muerto! ¡Es inútil que sigas buscando esperanzas donde no las hay!

Sin embargo la esperanza era algo que ella tenía tatuado en su nombre desde el nacimiento, y era a lo único que se podía aferrar. La señora Velázquez se paró en seco y se giró hacia su marido:

- Esperanza: En eso te equivocas Antonio. Si hay algo de lo que estoy segura, es de que mi hijo está vivo.

Esa sería la última vez que Esperanza y Antonio se volverían a ver. Antonio había mentido; él sí sabía dónde estaba el niño de Albagranera. Su vida ya no tenía sentido. Todo se había desmoronado. Celia era un verdadero peligro para todos; habría podido evitar que todo saliera mal, pero ahora el secreto acabaría descubriéndose. Él podía salir de la cárcel si quisiera, gracias a sus contactos, pero ya nada importaba, lo inevitable acabaría por suceder.

Cuando apareció en el patio , El Nalo seguía lanzando insultos hacia Antonio: ¿ Que pasa concejal? ¿Ya le has dicho a tu esposita como te follaste a tu hijito? Antonio se dirigió hacia su habitación en silencio, pero antes paró ante la celda de Brotox. Era un armario negro de casi dos metros, cabeza rapada y tan ancho como una ballena. Nadie se acercaba a él, tan sólo por el temor que suscitaba entre los presos. Antonio no tuvo miedo cuando entró en su celda.

- Brotox: ¿ Qué cojones crees que estás haciendo?

- Antonio: Necesito a alguien que me haga un favor; ¿ Por cuánto dinero estarías dispuesto a matar esta noche a un preso? .

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Tarde varios minutos en asimilar lo que me había contado Sofía. Ella reconoció haberme robado el fax pero, dice que no tiene absolutamente nada que ver con el allanamiento de morada de mi casa. Me quedé a cuadros cuando me contó que ella perteneció a Hypnos , precisamente la empresa que yo estaba siguiendo la pista y a la que pertenecía Rodolfo Pastaso. También me habló de Gustavo, de esa cierta apatía que sentía hacia mi, y de cómo fue su asesinato durante el sacrificio de sangre de los Hijos de Caín. Yo ya había contado que lo de los Hijos de Caín no eran más que una farsa, pero Gustavo y Sofía lo creyeron fervientemente y eso les llevó a equivocarse de pleno.

- Ricardo: Lo que no llego a entender es por qué atacaron a tu amigo en aquel sitio, Antonio Velázquez no pudo ser. No entiendo nada. Se supone que Antonio Velázquez es el asesino y responsable de los asesinatos.

- Sofía: ¿Pero es que no te das cuenta Ricardo? Antonio Velázquez no está solo en esto, sino que colabora con alguien que le ayuda, y creo saber quien es...
Sofía estaba muy alterada. La muerte de su amigo Gustavo le había afectado demasiado.

- Ricardo: ¿Qué estas diciendo?

- Sofía: Hay algo que aún no te he contado. Justo antes de morir; Gustavo me dijo que él estaba llevando su investigación junto al director de Hypnos. Me dijo que yo le conocía, pero no me dijo quien es.

- Ricardo: ¿Se supone que deberías conocerlo no?, ya que fue también tu jefe.

- Sofía: No, mi director era otro cuando yo trabajaba en Hypnos. Al poco tiempo de marcharme entró un nuevo director que se encargaba de hacer encargos algo sucios.

- Ricardo: ¿Y por qué me estás contando esto? ¿Crees que ese director puede saber quién contrató a Rodolfo y a Gustavo, y quién pidió ese encargo?

- Sofía: A ver Ricardo no te confundas. La fuente que pidió ese encargo está claro quien es: Antonio Velázquez. Pero lo que creo, es que el director de Hypnos quería hacer ese encargo en colaboración con esa fuente. De hecho era el único que sabía que íbamos a estar en la ceremonia anual del sacrificio de sangre.

- Ricardo: Quieres decir que...

- Sofía: Si, el nuevo director de Hypnos colabora con Antonio Velázquez, y es quien ha matado a Gustavo.

Esto no había hecho más que comenzar. Pensaba que todo el peligro había pasado con Antonio Velázquez en la cárcel, pero estaba claro que aún había un asesino suelto que andaba detrás de nosotros para que no descubriéramos nada sobre el niño de Albagranera. Juntos, se habían quitado de en medio a mis padres, a Rodolfo Pastaso y Gustavo. Como llevaba en mis brazos la chaqueta de David, mientras que aguardaba en la sala de espera, no pude evitar apretarla con furia por lo que me acababa de contar Sofía. Estaba tan cabreado que ni siquiera me percaté cuando se cayó la cartera de David de uno de los bolsillos de la chaqueta. Cuando la escuché chocar con el suelo, me agaché para recogerla. La cartera había quedado abierta, de tal forma que irremediablemente me encontré de pleno con las fotos de David y Esperanza Velázquez besándose.

Después de lo que había ocurrido en el Hospital de Neón, enterré mi hacha de guerra con David. Pero tras ver esas fotos, toda mi rabia contenida me hizo desenterrarla de nuevo y sujetarla con toda mi rabia y fuerza

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El director de Hypnos sabía que era cuestión de tiempo hasta que Sofía y Ricardo dieran con él. Había mantenido ese engaño hasta el final por su propia seguridad.

Aún quedaban algunas personas por morir asesinadas y de todas esas muertes él era el responsable. Es por eso por lo que se sentía como un kamikaze, como una persona que se lanza a su objetivo sin importarle las vidas que se lleva por delante. Una persona que es capaz de hacer y soportar todo con tal de conseguir lo que quiere. El lema de Hypnos: “Haciendo y pensando nos olvidamos siempre”, era algo que le identificaba muy bien.

Si, Ángel Salvador sabía que era muy duro llevar el cargo de director de Hypnos. Pero al final de todo un esfuerzo se obtiene su recompensa.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡¡Cada día me gusta más!!

Miguel

(http://anapedraza.blogspot.com/)

Abel dijo...

Y llego la bomba... ¡Ángel Salvador! Estaba claro... el que era más inocente desde un principio, el que "tenía miedo". El caso es que ahora que esta desvelado el misterio del director de Hypnos, la historia ha perdido un poco,¿no? Igualmente, gran, gran relato, en un dia me he ventilado todos los capítulos... Espero ansiosamente nuevas entregas.

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