No me falles
-

Introducción

Una historia real e inquietante sobre los hechos acontecidos hace dos años. La cruda realidad hecha pedazos. Con tus comentarios y tus ideas puedes cambiar el curso de la historia. Todo lo que aquí se cuente y ocurra es cierto, tan solo depende de tí , de hasta dónde estés dispuesto a investigar, para saber lo que ocurrió realmente.

--> En la barra roja de arriba podréis seleccionar los capítulos.

--> Dejad vuestra firma en "El libro de visitas" de la derecha, o mandad un mail con vuestras preguntas e ideas, a jsantosagencia@gmail.com


La peor de todas tus pesadillas comienza cuando un error del pasado llega hasta el punto en que termina cuando tus amigos empiezan a morir.

N de "Nostalgia" - Capítulo 14

jueves, 2 de diciembre de 2010

Parece mentira la forma en que los seres humanos construimos algunas emociones. Sin embargo, algunos de esos sentimientos son mucho más comunes de lo que parecen a simple vista. La nostalgia era uno de ellos; y en el fondo somos algo masocas, porque en cierta medida disfrutamos anhelando aquello que jamás podremos volver a tener.

Mi amistad con Cristina era única. Como parte de “Los 5” junto a Joaquín, Anna y Celia; compartíamos secretos muchos más íntimos que con el resto de nuestros amigos.

Cristina combinaba su trabajo de enfermera con su pasión por la peluquería, por eso aproveché ,mientras esperaba la respuesta de Nacho, para cortarme el pelo en su local.

Cristina recortaba las puntas de mi cabello, y yo en cambio no dejaba de pensar en mi móvil. Treinta y ocho llamadas perdidas al teléfono de Sofía, y ni una sola contestación. Aquello no era normal, algo tenía que haber pasado durante su visita a Hypnos.

- Cristina: ¿ Te lo dejo así?
Cristina sujetaba un espejo de mano para enseñarme la parte trasera de mi cuero cabelludo.

- Ricardo: Perfecto, gracias. Aún no te he preguntado..., ¿Cómo te encuentras después del incidente en el Hospital?


- Cristina: ¿Sinceramente? – asentí - . Sigo tremendamente afectada. Un segundo más y me hubiera resbalado por ese balcón. Pensaba que iba a morir; no sabes la suerte que tuve. Y en cuanto a Celia..., si hubiera sabido que su padre iba a pillarnos en la habitación, jamás me hubiera prestado para preparar aquello. Gracias a Dios que conservo el trabajo, y mis jefes no se han dado cuenta de que fui yo quien lo organizó.

- Ricardo: Cris, ¿no recuerdas ya nuestro grito de guerra? “Ahora y por siempre los cinco estarán, y nada ni nadie los separará”

Noté cierta tristeza en los ojos de Cristina.

- Cristina: Si... Cuando éramos pequeños todo era tan fácil, tan diferente... Ahora que somos adultos, las cosas se ven de distinta forma.

- Ricardo: Vamos Cris, no pienses así. Ahora Celia ya está a salvo de ese miserable. Volvemos a estar los cinco de nuevo.

Cuando consolaba a Cristina apareció Nacho en el local. Y al leer la expresión de su rostro me di cuenta que había localizado el domicilio al que correspondía aquel teléfono.

- Nacho: ¡Aquí tienes chaval! Me ha costado mucho encontrarlo , pero al final lo he conseguido.

- Ricardo: Muchísimas gracias Nacho, te debo una.

- Cristina: Un momento, ¿Qué es eso?

- Ricardo: Es el número de teléfono de la persona que compró el cuadro de Antonio Velázquez que está expuesto en el museo de La Cabrera. Estoy seguro de que ese lienzo esconde algo, ya te contaré, pero creo que puede ser una pista para saber dónde está Jonathan Velázquez.

Cristina soltó el espejo estampándolo de golpe sobre la mesa.

- Cristina: ¡¿Pero es que aún sigues con esas tonterías?! Ya me dijo Joaquín que lo estabas investigando pero pensaba que se te habría pasado la tontería. Más que nada porque aún debes mostrar un respeto hacia tu amiga.

- Ricardo: Precisamente ella es por quien hago todo esto. Me tengo que marchar. De nuevo gracias Nacho.

- Cristina: Espera Ricardo, he quedado con Joaquín y Anna a las 10 de la noche. Acompáñanos y recogemos a Celia para recordar viejos tiempos, ¿Quieres?

- Ricardo: Claro, cuenta con ello.

Cuando me marché, Nacho cogió el cepillo, dispuesto a barrer los pelos que se habían desprendido de mi cabeza. En la primera barrida notó una fuerte presión en el brazo. Cristina le había agarrado con fuerza, y dejó caer el palo al suelo.

- Cristina: Ya has sido suficientemente útil.

- Nacho: Lo siento, me lo pidió de sopetón y no supe como negarme a hacerlo.

- Cristina: Sabes de sobra lo peligroso que es tener a Ricardo metiendo las narices en este asunto. ¿Sabrás lo que tienes que hacer, no?

- Nacho: Lo se. Le pisaré los talones para asegurarme de que no vuelva a la carga.

**********************************************************************************

EL estaba profundamente decepcionado. Todos sus intentos por evitar el secuestro de Celia habían sido frustrados. Al principio pensó que aquel secreto jamás se descubriría, pero metió la pata. Ahora más que nunca la verdad estaba a punto de salir a flote.

Lo único que provocó aquel mensaje, es que encarcelaran al padre de Celia y que con ello perdiera toda la custodia. Su único aliado, el único colaborador, lo había vagamente malgastado y ahora la única salida que le quedaba era huir.

Se encontraba en el aeropuerto de Jerez de la Frontera preparado para volar a Madrid y posteriormente a Ámsterdam. Allí se quedaría escondido hasta que la noticia saliera a la luz, ya que era cuestión de tiempo que Celia hablase y contara absolutamente todo.

Estaba en la cola de pasajeros. La puerta de embarque con destino Madrid se había abierto y repentinamente sonó su teléfono. Al mirar la pantalla, reconoció el número de inmediato: Antonio Velázquez.

La llamada duró tan sólo unos segundos. Una franja de tiempo demasiado elevada si la comparásemos con lo que tardó en salir del aeropuerto y coger un taxi de vuelta hacia Albagranera.

********************************************************************

Y al final llegué a esa dirección, sin saber que lo que me iba a encontrar sería mejor no haberlo descubierto. Tenia en mente hacerme con ese cuadro justo en ese instante y usar mis artimañas para negociar con el comprador. Seguramente aquel objeto indicaría mucho más de lo que a simple vista aparentaba.

Justo cuando iba a atravesar el portal, mi móvil sonó y estuve a punto de rechazar la llamada para silenciarlo; pero instantáneamente me lo replanteé. ¿ Y si fuera Sofía?

Cuando descolgué la línea perdí mis esperanzas. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de mi tío Hilario. Aún siendo la persona que presentó a mis padres, no es que fuera pariente mío exactamente, pero yo lo sentía como tal. Me estuvo apoyando mucho durante su muerte y desde entonces no sabía nada de él. Hilario era un experto en medicina y analista de ADN.

- ¡Ricardo! Cuanto tiempo sin saber de ti ¿Qué tal llevas tu verano en Cádiz?

- Pues bueno, los he tenido mejores. Me alegra que me llames, no te veo desde el entierro.

- Por eso te llamo, estoy camino de Cádiz ahora por un asunto de trabajo y me encantaría tomarme una cerveza contigo . Te llamaré en cuanto llegue.

Hilario era una de las pocas personas auténticas que quedaban en este mundo. Tan entregado y honrado , que daba gusto mantener una larga conversación con él. Pero en ese momento lo que menos me apetecía era tomar una cerveza en un bar. Mi deber era descubrir la verdad sobre el caso Albagranera y ante todo comprobar que Sofía estuviese a salvo.

Llegué a la planta y puerta que se correspondía con ese número de teléfono y para mi sorpresa me encontré con que estaba entreabierta. Toqué el timbre pero no obtuve respuesta alguna, y tampoco se veía luz en el interior.

Al empujar la puerta me adentré en la vivienda. Todo estaba muy oscuro , así que encendí las luces y analicé la estancia. Parecía estar deshabitada; empecé a echar un vistazo al salón y me detuve en una de las fotos, en ella salía Ángel Salvador.

Tuve que comprobar todas y cada una de las fotos del salón y me encontré ,para mi sorpresa, que Ángel era el comprador. En esa ocasión me alegré; seguramente él se habría adelantado para descubrir lo que escondía aquel cuadro. Probablemente Ángel ya sabía el camino que marcaba esa obra.

Empecé a llamarlo por toda la casa, pero no obtuve respuesta. A continuación lo intenté por teléfono, pero tampoco hubo suerte. Vi al final del pasillo una luz que salía de una de sus habitaciones; era un despacho. Me aproximé y nada más entrar vi aquellas fotos.

Las imágenes de mis padres, de Rodolfo Pastaso, del chico que seguramente fuera Gustavo y de Sofía. Todas ellas tachadas. No entendía qué significaban esas fotos, pero de repente me vino a la cabeza la foto de David tachada en la habitación de mis padres.

Estaba tan absorto con todo el alubión de pensamientos que aterrizaban en mi cerebro, que no reparé en el diploma colgado justo detrás de mi. Era un registro firmado con el logotipo de Hypnos y con el nombre de su director: Ángel Salvador.

Entonces cuando la lógica me atrapó, unas gotas de sudor frío empezaron a derramarse por mis sienes. Ahí fue cuando descubrí que había estado engañado y que aquel hombre pretendía cualquier cosa menos ayudarme , ahí fue donde comprendí que los extremos son como trampas o emboscadas ; y que permanecer en el medio, ni siquiera te deja opción para poder aferrarte.


********************************************************************************


Si te hubieran dicho antes, que te encontrabas en el mes de Agosto, ¿Te lo hubieses creído? Probablemente Antonio Velázquez no. Era extrañamente sorprendente el frío que hacía en verano por los pasillos de la cárcel de El Puerto. Antonio Velázquez meditaba sujetando su teléfono en el patio, cuando Brotox le sorprendió.

- Brotox: Eh tu, ¿Tienes la pasta?

- Antonio: Aún no. No es el momento para que mates a El Nalo. Cuando llegue la hora te avisaré.

- Brotox: No te andes con juegos concejal. Si veo tan solo una mentira, seré yo mismo quien me encargue de romperte el cuello.

Pese a que Brotox era el triple de grande en tamaño que Antonio Velázquez, este no se intimidó, y es más , hasta se atrevió a sonreír.

- Antonio: Tranquilo Brotox. Los dos tendremos lo que deseamos. Se paciente, no tendrás que esperar demasiado tiempo.

En cuanto perdió de vista a aquella bestia, marcó el número.

- EL: ¿Qué quieres?

- Antonio: Vaya, vaya... esto sí que es una sorpresa. Así que fuiste tú quien me avisó del secuestro de mi hija. Fuiste muy listo, al final conseguiste lo que querías: verme en prisión.

- EL: Te equivocas. Lo único que pretendía es que sus amigos no la sacaran del hospital.

- Antonio: ¿Ah si? ¿Y de qué tienes tanto miedo?, si se puede saber.

- EL: No tengo miedo de nada, únicamente me preocupo porque esté atendida lo mejor posible.

- Antonio: Bueno, ahora que yo estoy aquí, alguien se tiene que hacer cargo de Celia cuando yo no esté, y quién mejor que tú para hacerlo.

- EL: Imposible, estoy en el aeropuerto a punto de coger un vuelo para Madrid.

- Antonio: Definitivamente me has juzgado mal, ¿sabes?. ¿Acaso piensas que no se que fuiste tú quien intentó que mi hija se suicidara con aquella cuchilla? Es una pena que te vayas a quedar sin vacaciones, pero... si no mantienes a Celia con vida, te haré plenamente responsable de la desaparición de mi hijo. Y créeme, eso no te va a gustar nada.

Antonio colgó y suspiró satisfecho. Aunque había conseguido lo que pretendía y se podía haber esperado la identidad de EL, con lo que no contaba , es que Celia ya hubiera despertado y fuera demasiado tarde para evitar lo que estaba apunto de suceder.

**********************************************************************************


Estaba rodeada de Sangre. Celia permanecía sin palabras observando como aquel cuerpo se desangraba. Había cometido un error muy grave y no sabía como remediarlo.

Se sentía loca. Claramente ella notaba que su mentalidad se había trastornado durante todo este tiempo. Cualquier fallo que cometiera sería una nimiedad comparado con lo que le habían arrancado de su piel, ya daba igual cómo remediarlo. Había perdido todo; a su querido hermano al que tanta envidia tenía, a su padre que se había vuelto un psicópata y que la odiaba con todas sus fuerzas por lo que había hecho, y a David, la persona a la que tanto había amado.

En su habitación , dio dos vueltas a la manilla de la caja de música, que tenía desde la infancia y se abrió con una bailarina moviéndose al ritmo de la canción. Casualmente la música que sonaba era la misma ópera que su madre puso en el comedor. ¡Era una canción tan preciosa! Aunque lo que escondía el fondo de la caja de música era mucho menos agradable: Esa foto. La foto en la que se mostraba lo que le ocurrió a su hermano y que escondió al poco tiempo de perder la razón. La foto que guardó en el bolsillo de su vestido el día en que él desapareció. Nadie sabía que se hallaba allí, únicamente ella, y ahora era el momento de que saliera a la luz.

Se dirigió desde su casa al rellano. La tarde estaba silenciosa y ningún vecino atravesó la puerta de su hogar. La urbanización Valparacino tenía la peculiaridad , que en todas las plantas de sus edificios había un cuarto con una pequeña bandeja para dejar la correspondencia, con vistas a que el conserje las hiciera llegar a Correos.

Celia ya se encargó de todo para que esa foto acabara en aquel pequeño buzón con el sobre y sello correspondiente, e inscribiendo a un único destinatario: Ricardo Mairén.

Cuando volvió a entrar en su casa y cerró la puerta, la tristeza y la nostalgia se apoderaron de ella al ver tirado el cadáver en el suelo de la cocina. Era la hora de marcharse.

Mientras sonaba la ópera cogió las botellas de vino que había en las estanterías y las esparció encima del cuerpo. Después encendió una cerilla y la casa empezó a consumirse poco a poco por las llamas y Celia se sentó en una silla para observar como sus recuerdos lenta y trágicamente se desvanecían.

Recordar algo bueno que nos ha pasado en la vida y que dejó de ser así, no es la mejor forma de salir del sufrimiento. Hay tantas cosas que nos hacen recordar lo que podríamos tener y no tenemos: una larga melena, un viaje hacia otro país donde puedas ser felíz, la libertad de no estar entre rejas... Aunque algunos otros objetos, lo único que nos pueden hacer rememorar, es cómo arruinaste tu vida por una estupidez a cambio de no conseguir nada. A Celia desgraciadamente le habían tocado los de esta última clase, y aquella foto marcaba un horror que pocas pesadillas pueden imitar.

0 comentarios:

Chat de "No me falles"